Por: WILMAR MERINO para Viva la Pesca/Diario Popular
La generosa geografía correntina tiene en Bella Vista un paraíso para el turista en general, y un punto de encuentro obligado para el pescador deportivo. Sus bellas barrancas, playas, hotelería de tipo cabañas con pileta y la bonomía del ser correntino, se conjugan en esta plaza turística de gran valor deportivo para los amantes de las cañas, que encontramos aquí dignos rivales para nuestras aventuras. En esta visita de Viva la Pesca nos dimos el gusto con el Grand Slam del norte litoraleño: dorados, manguruyúes y surubíes nos hicieron vivir magníficas emociones.
Todo comenzó con una invitación del sr. Raúl Ardú, del grupo Pescanautas, a otro colega y colaborador de nuestra página, Fabián Smeail, para armar una visita al pesquero. Se armó el grupo enseguida sabiendo que en Bella Vista serían guiados por “el Maradona del pacú”, Hugo Viccini, creador de una masa inigualable que es irresistible para esta esquiva especie. Así las cosas, el grupo tomó ruta nacional N° 9 hasta Zárate, y desde desde allí por la ruta nacional N° 12 hasta llegar a Bella Vista, a 891 km desde Capital Federal.
Tras hacer noche en una cómoda cabaña, al amanecer de la primera jornada, Hugo Viccini los esperaba con sus dos truckers de la empresa Aguará (que él regentea) ya preparadas con los motores en marcha, y las morenas y masa cargadas, al igual que algunas tarariras ñatas que también suelen ser excelentes cebos para pescar dorados y surubíes.
De entrada navegaron río arriba, buscando dorados en spinning, trolling y a camalote con carnada sin plomo. Pero el primer día no hubo suerte; sólo un par de ejemplares menores no conformaron demasiado. Por eso decidieron intentar con el esquivo pacú. Probaron pescando al golpe, bajo las arboledas donde la especie espera la caída de frutos, y clavaron dos tremendos ejemplares, que no pudieron sacar pues éstos ganaron los palos y lograron primerear a cañas inexpertas en esta especie. El resultado no podía ser otro que el corte. Así de difícil es esta pesca. Por eso no pudieron sumar este último clásico litoraleño a las especies mencionadas en el Grand Slam.
Así las cosas, el primer día terminó con más frustraciones que alegrías, no obstante el grupo la pasó genial, disfrutando de una gran fritanga en la isla, pues Viccini prevé para sus clientes un servicio de campamento al mediodía en donde un cocinero frita manduvés, patíes, bogas y otros peces que hacen las delicias de los comensales.
La segunda jornada daría revancha. Al otro día tras el desayuno, Viccini esperó al grupo en el viejo muelle. Ya en la navegación vieron un cruce de aguas profundas en donde los dorados cazaban en superficie. Inmediatamente se apagaron los motores e hicieron una pasada al garete, con una morena en el anzuelo, sin plomo. El primer pique del día fue una palometa, que al ser traída asomó en superficie y fue atacada por un dorado grande. El resto del grupo tiró sus líneas allí y el dorado volvió al ataque, hasta que uno de los amigos, Raúl, logró clavarlo. Tras brava pelea lograron izar un magnífico ejemplar de 8 kilos. La fiesta siguió con un par de capturas más de menor porte y luego decidieron moverse.
Otra técnica probada fue el trolling. Se sabe, que en las aguas profundas, los grandes abuelos del río esperan presas grandes. Así, paseando un señuelo Cu-cú, hubo una bajada de caña tremenda y comenzó una lucha de gladiadores que terminó 20 minutos después con las dos lanchas a puro sapucay: Raúl había cobrado un dorado de 12 kilos, trofeo de la excursión, merecido premio a quien tanto trabajó para organizar esta salida.
Por la tarde y tras el segundo almuerzo en la isla, a su turno, todos fueron despuntando el vicio con buenos cachorritos de surubí atigrados, un manguruyú de 6 kilos y varios dorados menores que divirtieron a todos en pozones de riachos que dan al Paraná. Aquí se usaron cañas tipo Shimano Convergence o Silstar Rooster 2,10 con plomitos de cuarenta gramos y morenas grandes. Smeail remató el día con un dorado de seis kilos.
Finalmente, con un calor que a esta altura de noviembre ya aprieta bastante, el final de jornada se apresuró un poco para dar lugar a unos chapuzones en la pileta de las cabañas y disfrutar ni bien cayó el sol de un lechón inolvidable con sabor a gloria, digno corolario de esos momentos inolvidables compartidos entre hermanos de cañas.
Como dato final, comentamos que estamos en veda, pero ésta se limita a martes y miércoles, permitiéndose la pesca sin inconvenientes -respetando cupos y medidas- de jueves a lunes.
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