viernes, 8 de julio de 2011

Entre Boyas y Mojarras.

Carlos Monti
nos trae una nueva de sus
deliciosas escrituras



La rada, imán que nos convoca, todas las temporadas.

La bruma de la mañana, el olor al río, las charlas muy animadas teñidas de anécdotas

Y alguna mentirilla donde se agrandan los peces y la autoestima.

Muchos botes prestos con sus guías de pesca y sus vanidades.

Historias de crecidas y grandes sudestadas.

Hicimos el despacho en la prefectura, charlando con el milico sobre vientos y mareas.

La navegación fue tranquila, el oleaje soportable, las olas en punta características del río de la Plata, golpean en seco como bate de béisbol.

Diferentes a las del mar que al ser redondeadas,lo que molesta es la leva

Poniendo proa a babor, fuimos para la Hilton, dos grande boyas marcan el barco hundido.

Mirando hacia la ciudad de Beriso,muchos barcos cargueros esperando entrar a puerto.

Una línea negra que recorre toda, la ceniza, una nueva imagen en Buenos Aires.

Seguimos el derrotero con rumbo al Uruguay, el garete, con anclas de capa, a proa y popa.

Las Flechas del plata, no se hicieron esperar…Los piques tremendos.

Se las veía, sus aletas la cola como a unos 40 metros del bote, jugutear con las boyas.

En el puntero con bigotera, en la segunda, los nervios explotan por clavar., ellas siguen desconfiadas.

Hasta que una carrera lateral, las delatan y se tensa la línea, que nos transporta, a los instintos, las sensaciones, la vida.

La lucha franca de cabezazos y fondeos, de corridas y copeo.

Porque la camaradería lo es todo, donde los caracteres se amalgaman, flotando a ala deriva, con las ilusiones puestas.

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