Finalizado el viaje de campamento se impone una limpieza profunda de la carpa misma como para guardarla hasta el momento de volver a utilizarla, y así estará en óptimas condiciones.
La humedad y la suciedad son los principales enemigos de las carpas, especialmente de las de lona de algodón. Por ello, aun cuando estamos seguros de haberla limpiado la última vez que la usamos, es conveniente que un día bien soleado realicemos el mantenimiento que nos permitirá prolongar su vida útil. El primer paso es volver a armarla por completo en un lugar limpio y seco. Se la debe dejar al sol unas cuantas horas de forma de eliminar cualquier resto de humedad.
Con un escobillón de cerda fina se barrerá bien el piso comenzando en la parte más profunda de la carpa y terminando en la puerta de acceso. Aun cuando la lona esté manchada, no es conveniente lavarla con jabón o detergente ya que se perjudicaría la capa impermeabilizante. Sólo las manchas de grasa animal se deben tratar de eliminar ya que al descomponerse se formarán ácidos que dañará la tela irremediablemente. Para ello se debe frotar suavemente con un algodón embebido en algún antigrasa de uso doméstico. Si la mancha no sale no hay que insistir con el frotado. Si se observan tajos, rajaduras o costuras descosidas deberemos llevarla a la lonera para que aplique los parches correspondientes. En las de material sintético se puede probar de colocar un parche con adhesivo de contacto ya que no se pueden coser.
Se revisarán los cierres y se los puede lubricar con un trocito de vela para que se deslicen mejor. Una vez bien limpia y seca, cuando estamos seguros de haberla limpiado correctamente y que no tiene restos de humedad se la debe plegar cuidando de hacerlo por los mismos pliegues que trae de fábrica para evitar que se deforme. El piso impermeable -que estuvo en contacto con el suelo- se limpiará con un trapo húmedo y luego se lo secará con papel absorbente para asegurarse que está bien seco. Luego, es el turno de las estacas, los parantes y las riendas o vientos. Tanto a las estacas como a los parantes se les debe quitar cualquier resto de tierra o barro. Si presentan signos de oxidación hay que lijarlos y aplicarles una capa de antióxido.
Las estacas dañadas o perdidas se pueden reemplazar con un trozo de unos 30 cm de hierro nervado de 8 mm de diámetro y con un ojal o gancho en un extremo. No es necesario afilarle la punta ya que penetrará fácilmente cualquier tipo de suelo. Las sogas se deben lavar con agua y jabón y luego secar al sol. Las que estén deshilachadas se deben reemplazar por nuevas. Todo se guardará en la bolsa correspondiente y se almacenará en un lugar bien seco. Seguir estos consejos le permitirá disfrutar de su carpa por mucho tiempo.
Con un escobillón de cerda fina se barrerá bien el piso comenzando en la parte más profunda de la carpa y terminando en la puerta de acceso. Aun cuando la lona esté manchada, no es conveniente lavarla con jabón o detergente ya que se perjudicaría la capa impermeabilizante. Sólo las manchas de grasa animal se deben tratar de eliminar ya que al descomponerse se formarán ácidos que dañará la tela irremediablemente. Para ello se debe frotar suavemente con un algodón embebido en algún antigrasa de uso doméstico. Si la mancha no sale no hay que insistir con el frotado. Si se observan tajos, rajaduras o costuras descosidas deberemos llevarla a la lonera para que aplique los parches correspondientes. En las de material sintético se puede probar de colocar un parche con adhesivo de contacto ya que no se pueden coser.
Se revisarán los cierres y se los puede lubricar con un trocito de vela para que se deslicen mejor. Una vez bien limpia y seca, cuando estamos seguros de haberla limpiado correctamente y que no tiene restos de humedad se la debe plegar cuidando de hacerlo por los mismos pliegues que trae de fábrica para evitar que se deforme. El piso impermeable -que estuvo en contacto con el suelo- se limpiará con un trapo húmedo y luego se lo secará con papel absorbente para asegurarse que está bien seco. Luego, es el turno de las estacas, los parantes y las riendas o vientos. Tanto a las estacas como a los parantes se les debe quitar cualquier resto de tierra o barro. Si presentan signos de oxidación hay que lijarlos y aplicarles una capa de antióxido.
Las estacas dañadas o perdidas se pueden reemplazar con un trozo de unos 30 cm de hierro nervado de 8 mm de diámetro y con un ojal o gancho en un extremo. No es necesario afilarle la punta ya que penetrará fácilmente cualquier tipo de suelo. Las sogas se deben lavar con agua y jabón y luego secar al sol. Las que estén deshilachadas se deben reemplazar por nuevas. Todo se guardará en la bolsa correspondiente y se almacenará en un lugar bien seco. Seguir estos consejos le permitirá disfrutar de su carpa por mucho tiempo.
Fuente: tandildiario.com
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