Nuestros Peces: El Moncholo

Como parte de nuestra sección "Escuelita", hoy difundimos un artículo de los amigos de "Magazine Pesca", en el cual se detallan las características de una especie muy conocida: "El Moncholo".

por Pablo L. Nicolini

Los peces del orden de los siluriformes, enormemente difundidos por todo el mundo, tanto en aguas dulces como marinas, se caracterizan por no tener escamas, pudiendo por lo tanto, tener la piel desnuda (las especies de cuero) o placas óseas (como las viejas del agua). Otra característica común es la presencia de barbillas sensitivas, de longitud, ubicación y cantidad variable según las especies.
En Córdoba hay 5 familias pero las de mayor interés deportivo son la Pimelodidade y la Heptapterinae, de las que hablaremos exclusivamente de 2 especies, el bagre sapo, que es pescado frecuentemente en los lagos, y el moncholo que es más común en los ríos.

El moncholo o bagre blanco (pimelodus albicans) es un pez de cuerpo fuerte, algo triangular, con una gran cabeza más larga que ancha, que tiene una piel bastante 

rugosa especialmente llegando al lomo. Tiene ojos relativamente chicos y tres pares de barbillas, el par superior es extremadamente largo, mientras que los dos del mentón son bastante mas cortas. Tanto la aleta dorsal como las pectorales tienen el primer radio engrosado formando fuertes espinas, las famosas "chuzas". En tanto aleta caudal es ahorquillada, siendo el lóbulo superior más largo que el inferior.
Es de color gris plomizo en la zona dorsal, con algunos reflejos algo azulados en algunos ejemplares, mientras que la parte ventral es de un blanco sucio o un gris claro, color que también presenta sobre los laterales. Puede alcanzar los 60 cms pero los ejemplares más habituales rondan los 40 cms.
Gusta de los fondos tanto en aguas de corriente moderada como en aguas quietas con vegetación. Con respecto a su alimentación es un pez extremadamente oportunista y es por eso que estudios biologicos han encontrado que su dieta va desde crustaceos (camarones), insectos (tanto larvas acuaticas como insectos terrestres) hasta presas mayores como cangrejos y peces pequeños, o incluso carroña. 

El período reproductivo es supuestamente de octubre a enero, pero observaciones propias realizadas en el Suquía me permiten afirmar que el frenesí sexual es más evidente en octubre, cuando el río claro permite observarlos agrupados en enormes cardúmenes de cientos de individuos que remontan el cauce hasta los sectores elegidos para la puesta. Se lo puede pescar tanto en el Suquía como en el Xanaes, el Ctalamochita o el Dulce.

Si bien su pesca no presenta mayores dificultades hay algunos puntos a tener en cuenta. La mayor efectividad se la obtiene pescando en horas nocturna y por ende con aparejos de fondo, momento en el que se suele encarnar con mojarra. Pero de día es más práctico intentar con un equipo de flote, ya que en el río el moncholo suele estar apostado en lugares de acecho en horario diurno. Para este tipo de pesca la lombriz es de una gran efectividad porque es un cebo de gran poder de atracción, aunque tiene la desventaja que llama mucho la atención a las mojarras que asaltan sin tregua los anzuelos.
Tanto en aparejos de flote como de fondo es recomendable usar anzuelos relativamente fuertes y una única brazolada no muy larga, que deberá estar rematada con un líder de acero si se emplea mojarra como carnada, ya que la tararira suele patrullar los mismos territorios que el moncholo (a veces también pica con lombriz, así que estén atentos!). Cuando capturen uno, que deseen devolver no es necesario cortarle las chuzas bastara pasar la mano por sobre la espina dorsal mientras se introducen los dedos por detras de las pectorales (como se aprecia en la foto).
La carne del moncholo es sabrosa y muy apreciada por lo que se han hecho estudios para su cria artificial, pero si no lo va a consumir por favor no lo deje tirado en la costa, es un ser vivo que merece respeto.

Fuente: magazinepesca.com.ar