Verónica, la heroína menos pensada
Con mucho esfuerzo, Luis Medina y Carlos Fernández, junto a Verónica, su hija de 14 años, participaron del concurso de pesca. Con seis capturas, la chica fue la impensada heroína de un equipo que se armó a último momento y obtuvo el premio mayor.
La historia de este equipo integrado por gente humilde, trabajadora, sencilla, merece ser contada. Porque para hacer frente a la inscripción, el combustible y los gastos que demanda participar en un concurso de pesca de la magnitud del goyano, debieron privarse de algunas cosas.
"Lo importante es que acá ganó el pescador humilde", dice una familiar de Luis Medina, en una casa donde hay necesidades, pero también hay festejos y un cálido recibimiento para este diario. Los demás familiares asienten.
Carlos Fernández todos los días se mete en las lagunas, arroyos y riachos de la zona de islas de Goya para buscar carnada, que luego vende a acopiadores de la ciudad santafesina de Recon-quista. Como muchas otras personas que se dedican a esta actividad, arriesga su integridad para llevar el pan a su mesa.
Su hija pesca prácticamente desde que aprendió a caminar, y -según su progenitor- aprendió sola. Tímida, casi sin emitir opinión, esta autodidacta de la pesca se anima a decir que tenía mu-cha fe de ganar el concurso. Verónica no va a la escuela. "Hay una en la isla, pero queda muy lejos de la casa", cuenta su padre, que junto a su mujer crían a siete hijos en su hogar isleño, distante a unos 10 minutos de navegación des-de la segunda ciudad correntina. "No deben saber nada todavía", estima Car-los, entrada la tarde de ayer.
La participación en el concurso fue el bautismo de fuego para Verónica; y vaya si respondió. "Ella enganchaba los pescados y los traíamos nosotros porque tiene la mano lastimada", contó Luis. "Siempre pescamos con mis herma-nos, pero mi papá esta vez me trajo a mí al concurso", contó Verónica entre el barullo de los parientes en la casa de los Medina.
Y casi toda la jornada de pesca giró en torno a la pequeña participante, que terminó siendo heroína para este equipo local por sus seis capturas. Carlos le indicaba a dónde arrojar el anzuelo, La largada de lanchas, ese espectáculo úni-co, pero a la vez arriesgado para los pescadores, fue muy tranquilo para el equipo número 807. "Largamos al final, para que sea más seguro; más que nada también por la responsabilidad de llevar a una chica en la lancha; es otra cosa", agregó Luis.
Por su humildad, su sencillez y su esfuerzo para participar del concurso, de alguna manera estos pescadores me-recían la embarcación con motor que se puso en juego y ganaron en buena ley. "Todavía no hablamos de lo que vamos a hacer; ya vamos a ver", señalan Carlos y Luis. A pesar de ser la que más surubíes pescó, Verónica no tiene injerencia en esta conversación "de grandes". De grandes pescadores, igual que ella. Poco importa: esta vez el surubí mordió el anzuelo acertado.
Fuente: El Litoral de Corrientes
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