sábado, 19 de mayo de 2012

Dorados y surubíes “a la vuelta de la Esquina”


 En pleno otoño y pese a las bajas temperaturas, 
 este gran pesquero correntino permitió 
 que nos divirtiéramos en grande con las 
 especies más calificadas del Paraná. 
 Dorados, surubíes y una rica variada, 
 en un delta maravilloso. 



Esquina es un verdadero paraíso para el pescador deportivo. 

Su diversidad de ámbitos, desde el río abierto a los esteros y aguajes, pasando por la belleza de su paisaje, hacen que con el solo hecho de estar navegando en esas aguas el espíritu disfrute de un paseo relajante y conmovedor. 
Pero si a eso le sumamos una infinidad de buenos piques de las especies más calificadas del Paraná medio, el goce es absoluto. Pero vayamos por partes.

1º día).- Corrientes recibió al grupo de Viva la Pesca, comandado por Gustavo Miranda, con un clima poco usual: mucho frío y bastante viento. Luego de transitar los poco más de 600 km en micro, nos trasladamos al comodísimo hotel que tienen nuestros anfitriones a metros del río. 

Tras un excelente desayuno, nos alistamos para nuestra primer jornada de pesca. Sólo son imprescindibles caña y reel (aunque también alquilan el equipo). El resto -líderes, anzuelos, líneas, señuelos, plomitos, etc- forma parte del amplísimo espectro de servicios que brinda Matute Pesca, nuestro anfitrión en esta visita. 

Dadas las condiciones climáticas, Matías, nuestro guía y anfitrión, decidió no ir a río abierto, buscando entonces en el vasto delta de Esquina el reparo y las condiciones para lograr capturar al ansiado Pirayú. 
Y la pesca no se hizo esperar: armamos los equipos consistentes en Cañas Silstar Rooster de 2,10 y Shimano Convergence de 7 pies, conreeles Spinit High Speed cargados con multi lamento Power Pro de 40 libras. Sobre el mismo multi hacemos correr un plomito pasante, líder y anzuelo 9/0 encarnando con morena.

Matías dispuso la embarcación de manera que los 4 integrantes pescáramos cómodos. 
Dorados de 2 y 3 kilos, peleadores, muy bravos, combativos y con una gran energía, se sucedieron en piques constantes durante toda la jornada, todos devueltos al agua como corresponde, sin poder lograr alguno de mayor porte. 

Por suerte, entre tantos intentos al Dorado, Jesús clavó dos lindos cachorros de Surubí que dieron linda lucha y gran satisfacción al grupo. En la otra embarcación, capitaneada por Guillermo (hermano de Matías), otro grupo hizo trolling y lograron piezas de porte mayor (unos 4 o 5 Dorados de 3 a 4 kilos). 

El balance del primer día arrojó unas 40 piezas de Dorado, 2 cachorros de Surubí y varias de las infaltables Palometas. 


Y tras la pesca, el descanso: ¡qué bueno es al regreso encontrar las comodidades que tienen estos jóvenes en sus cabañas! Sin dudas, merecido descanso para los guerreros, y necesario disfrute para emprender la segunda jornada con los ánimos templados.

2º día).- Al comando de Guillermo, este día intentamos la pesca que a ellos les había dado buenos resultados en tamaño. Fue entonces que iniciamos de entrada nomás el trolling con señuelos de paleta escalonada (media agua) en zonas como el 14, el Isoró, todos en el delta antes mencionado, con canchas interminables, rodeados de un ámbito con una belleza abrumadora. 

Con un clima de mayor frío y viento que el anterior, pero con unas ganas y una fe terribles, para las 9 de la mañana ya habíamos tenido un par de toques en la primera pasada, y en la segunda se dio la primera pieza: un Dorado de 3 kilos. 

Reanudamos la marcha y al rato tuve la suerte de pinchar un Dorado muy lindo que estaría en los 4/5 kilos y que dio una gran batalla. Recorrimos varias canchas más, tuvimos en total unos 10 a 15 piques francos con unas 5 piezas capturadas, pero el clima no nos era del todo favorable, por lo que Guillermo nos llevó a unas correderas a probar con carnada.

Con una mejor temperatura, en una zona reparada de los vientos, donde se formaba una linda caída de agua, logramos una veintena de capturas, todo Dorado chico, salvo un par de piezas que rondarían los 3 kg, pero muy entretenidas, con lo cual se nos fue la mañana.

Parada “obligada” en la isla para la clásica e imperdible “fritanga” y ya concluyendo este grato momento y la jornada, los últimos tiritos los hicimos a trolling donde, como siempre, se nos fue el más grande. 

Ahora tenemos la excusa perfecta para volver por él, ni bien tengamos oportunidad.

Fuente: Viva la Pesca de Diario Popular

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