martes, 17 de enero de 2012

Hablemos del Tigre de los Rios

Para conocer un poco mejor al
Pez Turístico de la Prov. de Corrientes,
presentamos una nota de divulgación científica
en la cual le contamos algo más sobre el Dorado,
una especie atractiva que es líder en las preferencias
de los pescadores deportivos del mundo. 


Sin duda el Dorado (Salminus maxillosus), ocupa en orden de popularidad e importancia, el primer lugar entre nuestros peces de agua dulce.

Este extraordinario animal es acreedor de los mas grandes elogios, bien obtenidos por su belleza, bravura, potencia muscular y tenacidad en la lucha.

Por tales características, se lo considera el pez fluvial deportivo por excelencia.

Su poderosa musculatura y sus líneas esbeltas le otorgan una notable acuaticidad que lo convierte en uno de los más grandes nadadores y saltadores del río.

Su cuerpo es de forma ahusada y ligeramente comprimido en los laterales.

La cabeza es grande e imponente. En su expresión se observan los rasgos típicos del predador. La boca es oblicua y de gran magnitud. En ella se distinguen los dientes, cónicos y puntiagudos, distribuidos en dos filas. La lengua es musculosa y de considerable tamaño.

Excepto la cabeza, toda la superficie del cuerpo está protegida por una gran cantidad de escamas ctenoides que en los flancos y en el dorso presentan una pequeña mácula o mancha negra que le otorgan a la piel un aspecto ligeramente punteado.

Su coloración es maravillosa siendo el dorso de una tonalidad verde olivácea. Los laterales son de un color amarillo muy intenso con destellos dorados, aclarándose hacia el vientre.

Las aletas son de color rojo bermellón o, en algunos individuos, anaranjadas presentando la aleta caudal una franja negra dispuesta de manera transversal.

El dorado posee las ocho aletas típicas de los Charácidos (dorsal, anal, adiposa, caudal, dos pectorales y dos ventrales), todas de rayos flexibles.

Su régimen de alimentación es ictiófago por excelencia aunque no desdeña otros animales a los que pueda dar caza en la superficie del espejo o en el seno del agua.

Sábalos, Bogas, Bagres, Mojarras, etc. componen esencialmente su dieta, pero en algunas ocasiones también consume ranas, aves, mamíferos pequeños, y algunos insectos como grillos y langostas.

Es proverbial la voracidad de esa especie. Ávidamente persigue durante varios días y por largos trayectos a los cardúmenes de peces forrajeros, en especial de Sábalos, a los que depreda de manera insaciable.

Haciendo un análisis del contenido estomacal de un ejemplar de dorado de cinco kilos de peso obtenido en el Paraná Guazú he observado, aún frescas, varias Mojarras, dos Boguitas y medio Bagre Amarillo.

En su desarrollo los ejemplares adultos pueden llegar a medir hasta un metro de longitud y pesar alrededor de veinte kilogramos, no obstante, se han registrado capturas excepcionales que alcanzaron los treinta kilogramos de peso.

En las branquias del dorado parasita un pequeño crustáceo que se conoce con el nombre técnico de Argulus. Este animáculo obtiene de las agallas abundante sangre oxigenada que constituye la base de su alimentación.

El incómodo huésped tiene un cuerpo de forma discoidal y ostenta un color rojo brillante.

Por medio de unos ganchillos se fija en la zona peribranquial de la que obtiene su sustento. Normalmente abandona el cuerpo del pez en el momento en el que éste muere en razón de la falta de circulación sanguínea fluida en el hospedero que lo alimentaba.

Además el dorado es víctima de la acción de otros parásitos. Nematodos, Trematodos, Mixosporídeos e Isópodos viven a expensas de este hermoso pez.

Es muy frecuente la localización del Pirayú en las correderas detrás de las piedras.

Sin dudas, el mencionado sitio es un excelente punto estratégico para la cacería al acecho, pero el verdadero motivo de su presencia en esos “apostaderos” es otro.

El Dorado es un pez que requiere grandes cantidades de Oxígeno para el buen funcionamiento de sus quehaceres vitales y precisamente en las correderas se genera una turbulencia que produce generosas cantidades del precioso gas.

Migrador por excelencia, recorre los ríos en busca de alimento, temperatura adecuada (unos veinticinco grados centígrados), y generales condiciones fisico-químicas del agua que propicien en el medio un ambiente óptimo para su reproducción.

La fecundación es externa. La hembra deposita en el lecho del río gran cantidad de óvulos de pequeño tamaño (aproximadamente unos doscientos mil) que tienen un color pardo amarillento.

Luego de enviar una señal hormonal, la puesta es fertilizada por uno o varios machos que en conjunto garantizan el éxito del proceso. Hembras adultas pueden llegar a albergar en sus ovarios hasta tres millones de óvulos.

Después de un período de veinticuatro a treinta y seis horas de duración nacen los alevinos que miden menos de un centímetro de longitud.

En sus primeras horas de vida los pequeños se nutren de la rica sustancia que contienen en su saco vitelino.

Luego se alimentan insaciablemente de protozoarios y otros organismos.

A los pocos días comienzan a predar sobre grupos de otros alevinos iniciándose así en una dieta totalmente carnívora.

Su comportamiento es gregario y se desplaza en nutridos cardúmenes. Habita en los ríos Paraguay, Paraná, Bermejo, Pilcomayo, Uruguay, de la Plata y todos sus afluentes y tributarios.

Es para los pescadores deportivos un verdadero símbolo en virtud de su fortaleza, coraje y espíritu combativo que presenta en la lucha por liberarse del anzuelo.

Vulgarmente se lo llama Dorado, tigre de los ríos, monita y pira yú (que en guaraní significa pez amarillo).

Fuente:
pescadoresenlared.com.ar - extremolitoral.com.ar


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