viernes, 2 de marzo de 2012

Trofeos de Oro y Plata en el podio de Berisso


A las 17 dijimos basta. Pocas veces nos pasó,
y ésta fue una de ellas, en que nos cansamos de pescar.

Tales fueron los rindes en los malecones de Berisso que, después de una treintena de Ddorados y más de 40 Bogas, nuestros antebrazos ya no daban para más.

Cuando la creciente empieza, las correderas de los palos se llenan de mandíbulas cazadoras y basta un corto lance de diez metros con los señuelos adecuados para trabajar en correntada, para tener enseguida un Dorado saltando del otro lado de la línea. 

Vamos por partes.
Todo empezó con un llamado del guía Joaquín Hasaín, cuyas virtudes piscatorias son altamente reconocidas a nivel local y bonaerense, invitándonos a probar toda la valija de señuelos con los Dorados de los malecones.

Le propusimos hacer un doble tentando también a las Bogas y aceptó el convite diciéndonos lo siguiente: “Con la creciente, el Dorado come muy bien, y si está en bajante le damos a la Boga”.

No le falló el pronóstico, porque la pesca se dio tal cual la propuso nuestro joven pero experimentado anfitrión. 

Junto al amigo Roberto Gil transitamos la autopista Buenos Aires-La Plata, para luego tomar la 122 hasta Berisso y de allí bajar por la 7 hasta la Marina del Sur, punto de encuentro y embarque.

En Berisso, todo es tiempo de pesca, ya que la navegación es mínima. Así, tras aprontar los equipos, dimos el rol en Prefectura Río Santiago y en 10 minutos estábamos punteando los palos de los malecones, con lancha en movimiento.

Esta técnica diferencia a los buenos guías, pues hay que estar constantemente con el motor en reversa, a contracorriente, sosteniendo la lancha para no irnos encima de las piedras, mientras los pescadores trabajan en la proa tirando hacia las hileras de palos encima de las piedras.

Ese es, precisamente, el punto de ataque del Dorado, y la idea es usar señuelos que buceen rápidamente y vengan apenitas por encima de las piedras, donde los piques serán más frecuentes.

Llegamos en bajante, y pese a que todo estaba dado para pescar Bogas, quisimos debutar, ansiosos al fin, con los Dorados. Tras una hora de pesca, logramos pescar los cuatro tripulantes de la embarcación, y luego sí, nos atamos a pescar Bogas.

Esta pesca sí requiere la lancha fija, por lo que se tira un ancla atrás y se ata con una soga la lancha por la proa a uno de los palos que emergen de los malecones. Así, probamos pescar Bogas en dos variantes: los locales, con su línea convencional de plomito uruguayo (tipo palito) con un anzuelo elevado, y en mi caso, con línea coreana (también con plomito uruguayo) y la masa que publicamos semanas atrás de mi propia factura.

Los resultados fueron sensacionales, con una pesca de más de 40 Bogas entre cuatro en apenas un par de horas. No son de las más grandes, pues cuesta dar con alguna de tres kilos, pero la mayoría pasó el kilo y medio y hubo muchas de más de 2 kilos. 

Finalmente, llegó la hora de la fiesta: tras una parada de agua, el río comenzó a crecer.
Showtime para los Dorados.

Nos pasamos del lado Sur, y el río empezó a generar una fuerte correntada encima de las piedras y palos de los malecones. La pericia del timonel, en este caso, es clave.

Y para pescar en estas condiciones, demostraron mayor eficacia señuelos enterizos y bien corpóreos, como los Magnum 11 de Rapala, las mojarras NG de trolling de paleta escalonada y los Kunnan y Silstar enterizos de formato minnow, sumando las consabidas bananas de bait de Alfer’s que nunca fallan.

Los piques eran frenéticos, señal de que el Dorado espera ese momento del día para comer. Incluso, en algunas pasadas buscando nuevos palos, vimos saltar numerosos Dorados asustados por el ruido del motor. 

Cobramos más de 30 ejemplares entre los cuatro, todos entre 2 y 3,5 kilos. Pero sacar un Dorado de ese tamaño de atrás de los palos era una tarea titánica que exigía al mango a nuestros equipos. Por eso terminamos tan cansados.

Por eso, estimado lector, terminamos tan contentos. Mire las fotos, y dése el gusto. Queda un mes y monedas para seguir disfrutando de esta pesca, que sigue firme con señuelos, mientras en otros puntos del Riopla sólo se pescan Dorados con carnada. Vaya y disfrute.

por Wimar Merino
para Viva la Pesca de Diario Popular

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